Tropa de elite de José Padilha (2007)
Yo ni sabía que existía esta película hasta que Pustulio llegó con ella a la casa; y hace poco que revisé TODO el blog descubrí que Strada ya la había comentado, y creo que hasta dos veces.
De todo el cine latinoamericano creo que el que más me gusta es el nacional y el brasileño, aunque honestamente el del segundo es mucho mejor. Es un cine fuerte, explícito, crudo, en cuanto historias, y perfectamente bien realizado, en lo que a producción se refiere.
En esta ocasión Tropa de elite abarca la historia del capitán de una unidad especial de la policía capitalina cuya última misión consiste en limpiar las favelas de aquella ciudad en el marco de la visita del sumo pontífice. Este último encargo, coincide con la búsqueda de su reemplazo pues él ha decidido retirarse por cuestiones familiares.
El nuevo capitán de la unidad especial tiene que salir de las mismas fuerzas policiacas, sin embargo la búsqueda se complica al tener que auscultar la corrupta estructura de dicha institución, pues dificilmente se encuentran elementos honestos en una de las policías más desvirtuadas del mundo.
Haciendo gala de la crudeza antes referida, la cinta deja ver claramente lo turbio del mundo policiaco de la capital brasileña, dando cuenta de lo difícil que es cumplir el deber en medio de un ambiente cuya tradición deshonesta rebasa los límites y deja de ser algo anormal para convertirse en la práctica más común, y por lo tanto difícil de combatir y erradicar.
Desconozco a detalle la realidad policial de Rio de Janeiro, pero no encuentro difícil imaginar, que como en el caso de nuestra policía, el problema reside en que el enrolamiento en los cuerpos de la fuerza pública se convierte en un escape de la miseria más que en una carrera profesional como sucede en Estados Unidos, por ejemplo. Y mientras los policías no dejen de ser gorilas armados, la corrupción como medio subsanar las carencias laborales no dejará de tentar a elementos que lo único que buscan es satisfacer el interés personal por encima del resguerdo de la seguridad pública.
Sin embargo, como lo muestra la película, existen elementos comprometidos con su labor, a pesar de que ésta se complique por la perversión institucional. Un claro ejemplo de ésto, son el capitán mismo, y los otros dos personajes principales: dos novatos que están concientes de la realidad en la que viven dentro y fuera de la policía, y que como producto de eso, buscan marcar la diferencia para bien de su comunidad.
De todo el cine latinoamericano creo que el que más me gusta es el nacional y el brasileño, aunque honestamente el del segundo es mucho mejor. Es un cine fuerte, explícito, crudo, en cuanto historias, y perfectamente bien realizado, en lo que a producción se refiere.
En esta ocasión Tropa de elite abarca la historia del capitán de una unidad especial de la policía capitalina cuya última misión consiste en limpiar las favelas de aquella ciudad en el marco de la visita del sumo pontífice. Este último encargo, coincide con la búsqueda de su reemplazo pues él ha decidido retirarse por cuestiones familiares.
El nuevo capitán de la unidad especial tiene que salir de las mismas fuerzas policiacas, sin embargo la búsqueda se complica al tener que auscultar la corrupta estructura de dicha institución, pues dificilmente se encuentran elementos honestos en una de las policías más desvirtuadas del mundo.
Haciendo gala de la crudeza antes referida, la cinta deja ver claramente lo turbio del mundo policiaco de la capital brasileña, dando cuenta de lo difícil que es cumplir el deber en medio de un ambiente cuya tradición deshonesta rebasa los límites y deja de ser algo anormal para convertirse en la práctica más común, y por lo tanto difícil de combatir y erradicar.
Desconozco a detalle la realidad policial de Rio de Janeiro, pero no encuentro difícil imaginar, que como en el caso de nuestra policía, el problema reside en que el enrolamiento en los cuerpos de la fuerza pública se convierte en un escape de la miseria más que en una carrera profesional como sucede en Estados Unidos, por ejemplo. Y mientras los policías no dejen de ser gorilas armados, la corrupción como medio subsanar las carencias laborales no dejará de tentar a elementos que lo único que buscan es satisfacer el interés personal por encima del resguerdo de la seguridad pública.
Sin embargo, como lo muestra la película, existen elementos comprometidos con su labor, a pesar de que ésta se complique por la perversión institucional. Un claro ejemplo de ésto, son el capitán mismo, y los otros dos personajes principales: dos novatos que están concientes de la realidad en la que viven dentro y fuera de la policía, y que como producto de eso, buscan marcar la diferencia para bien de su comunidad.