Ay el amor, el amor!!!
Cuando ví esa basura de película llamada Twilight dejé de creer en la verosimilitud de las películas de vampiros, tanto literarias como cinematográficas, esa charlatana autora de la historia acabó con mi concepción de un mundo vampírico oscuro y misterioso para convertirlo en una cursileria seudo-Harrypotteriana. FW Munrau y Bram Stocker deben estar revolcándose en sus respectivos ataudes.
Tomas Anderson regresó a mi esa sed de sangre humana que me provocan las historias de no-muertos.
Oskar es un niño solitario que sufre los abusos de otros en su escuela, en su soledad conocé a Eli, quien es el vampiro de la historia, una pequeña niña de doce años, que se identifica con la soledad de Oskar.
La naturaleza asesina de Eli cre una atmosfera de suspenso en toda la película, las escenas no exploran el morbo o la violencia, es más bien un clímax constante basado en el misterio y el jeugo de luces y movimiento de cámaras.
Dentro de un pueblo sueco lleno de nieve, estos jóvenes explorarán el amor, la muerte, la venganza, el odio y la imposibilidad de estar con el ser que más quieres.
Bastante fuerte psicológicamente hablando.
Gracias Mr Anderson por hacer una película de Calidad.