The wrestler de Darren Aronofsky (2008)
Cuando vi el poster de la película no se me antojó. La lucha libre no me gusta y si la película se trataba de eso, no le encontraba sentido ir a verla, a pesar de que Mickey Rourke es el protagonista. Luego me enteré de que estaba hecha por Darren Aronofsky, concluyendo que valdría la pena verla.
El cine de este director es variado, pero tiene fama de hacer películas con un contenido filosófico importante (Pi y The fountain) y por lo tanto de ser un tipo de películas bastante pesadas. Por otra parte, es el director de Requiem for a dream, aquella cinta que retrata crudamente la decandente realidad de las adicciones (ya sea a las drogas, a la televisión, o a lo que sea). Por lo tanto, que hiciera una película sobre lucha libre, era una visión que no podía imaginar.
El tiempo pasó, y comencé a leer buenas críticas, especialmente a la actuación de Mickey Rourke. El tiempo siguió pasando y acabó siendo nominado al Oscar en la categoría de mejor actuación (aunque mi concepción de tal premiación cambio radicalmente después de leer El padrino, pero esa es otra historia). Para entonces, ya había visto el avance y ya tenía verdaderas ganas de verla.
Tal como me pasó con Rudo y cursi, la visión que muestra de lo que es la lucha libre es la que estaba esperando desde hace tiempo. Un deporte que en realidad es un espectáculo previamente arreglado por los involucrados. Sin embargo, eso es secundario.
Lo realmente importante es el retrato que nos presenta el director, con la crudeza que lo caracteriza –al estilo Requiem…–, de la vida de Randy "The Ram" Robinson (Robin Ramzinski). Un luchador profesional, cuya gloria como estrella del cuadrilátero se remonta 20 años atrás, y que ahora se enfrenta a una realidad, en la que el paso del tiempo le ha cobrado todas las facturas posibles.
Randy se ve obligado a trabajar eventualmente como cargador en un supermercado para poder pagar las cuentas y deudas pendientes, pues su verdadero trabajo, el de luchador, ya no resulta tan redituable como alguna vez lo fue. Tales son las circunstancias, cuando se ve obligado a retirarse de las luchas. Sin embargo, mantiene la esperanza de que nuevas y mejores cosas están por venir, pues ha conocido a una potencial pareja y ha decidido recuperar la, prácticamente inexistente, relación con su hija.
Cuano las cosas parecen estar agarrando buen rumbo, la realidad de la que pareciera que viene escpando desde hace tiempo –condición representada por la rara aversión que tiene por su nombre de nacimiento– vuelve a imponerse. Y es cuando toma la decisión más importante de su vida.
La película presenta una fuerte carga emocional, algo que no le conocía a Darren Aronofsky. Son por lo menos tres, los momentos clave durante la película en que los sentimientos se desbordan para cautivar al espectador y adentrarlo por completo en el mundo de "The Ram".
No sé que tan acertada sea mi percepción, pero de alguna manera entiendo la película como una alegoría de la vida del propio Mickey Rourke. Habría que ver.
Me gusto mucho, algo completamente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver del director.
El cine de este director es variado, pero tiene fama de hacer películas con un contenido filosófico importante (Pi y The fountain) y por lo tanto de ser un tipo de películas bastante pesadas. Por otra parte, es el director de Requiem for a dream, aquella cinta que retrata crudamente la decandente realidad de las adicciones (ya sea a las drogas, a la televisión, o a lo que sea). Por lo tanto, que hiciera una película sobre lucha libre, era una visión que no podía imaginar.
El tiempo pasó, y comencé a leer buenas críticas, especialmente a la actuación de Mickey Rourke. El tiempo siguió pasando y acabó siendo nominado al Oscar en la categoría de mejor actuación (aunque mi concepción de tal premiación cambio radicalmente después de leer El padrino, pero esa es otra historia). Para entonces, ya había visto el avance y ya tenía verdaderas ganas de verla.
Tal como me pasó con Rudo y cursi, la visión que muestra de lo que es la lucha libre es la que estaba esperando desde hace tiempo. Un deporte que en realidad es un espectáculo previamente arreglado por los involucrados. Sin embargo, eso es secundario.
Lo realmente importante es el retrato que nos presenta el director, con la crudeza que lo caracteriza –al estilo Requiem…–, de la vida de Randy "The Ram" Robinson (Robin Ramzinski). Un luchador profesional, cuya gloria como estrella del cuadrilátero se remonta 20 años atrás, y que ahora se enfrenta a una realidad, en la que el paso del tiempo le ha cobrado todas las facturas posibles.
Randy se ve obligado a trabajar eventualmente como cargador en un supermercado para poder pagar las cuentas y deudas pendientes, pues su verdadero trabajo, el de luchador, ya no resulta tan redituable como alguna vez lo fue. Tales son las circunstancias, cuando se ve obligado a retirarse de las luchas. Sin embargo, mantiene la esperanza de que nuevas y mejores cosas están por venir, pues ha conocido a una potencial pareja y ha decidido recuperar la, prácticamente inexistente, relación con su hija.
Cuano las cosas parecen estar agarrando buen rumbo, la realidad de la que pareciera que viene escpando desde hace tiempo –condición representada por la rara aversión que tiene por su nombre de nacimiento– vuelve a imponerse. Y es cuando toma la decisión más importante de su vida.
La película presenta una fuerte carga emocional, algo que no le conocía a Darren Aronofsky. Son por lo menos tres, los momentos clave durante la película en que los sentimientos se desbordan para cautivar al espectador y adentrarlo por completo en el mundo de "The Ram".
No sé que tan acertada sea mi percepción, pero de alguna manera entiendo la película como una alegoría de la vida del propio Mickey Rourke. Habría que ver.
Me gusto mucho, algo completamente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver del director.
–Hasta aquí con las películas que vi éste mes–